![]() |
Texto e ilustraciones: Brian Selznick Traducción: Xohana Bastidas Grupo Editorial SM Madrid, 2007 533 p. |
París, inicios de la década del 30, Hugo Cabret es un niño de doce años que
vive solo entre los muros de la estación de trenes de París después de haber
quedado huérfano. Sin que nadie lo sepa es quien mantiene y pone al día todos los
relojes de la estación. Pasa sus días en un completo abandono, entrando y
saliendo de los túneles a través de las rejillas de ventilación y robando
alimento de los negocios del lugar para poder subsistir. A pesar de que pasa
hambre, frío y de que no va a la
escuela, lo mantiene la obsesión de arreglar un autómata, un hombre mecánico, que
había encontrado su padre en el desván del museo donde trabajaba, tiempo antes
de morir. Supone que si logra hacerlo funcionar, descubrirá un mensaje que su padre podría haber dejado
oculto en él, un mensaje que le daría la clave de cómo salir de su difícil vida
para continuar hacia un futuro más digno
y luminoso. Para arreglarlo se ve obligado a robar piezas de la tienda del
juguetero de la estación, seguro de que él no lo notará. Pero se equivoca, el
viejo lo pilla y es a partir de ese momento que la trama comienza a
precipitarse en una vorágine de situaciones que lo llevarán al descubrimiento,
con la ayuda de Isabelle, la ahijada del juguetero, de la verdadera identidad del viejo, ese
personaje aparentemente sombrío y agrio que pasa los días tras el mostrador de
su negocio en la estación de trenes.
Las imágenes introducen al lector en la historia a través de un efecto de
zoom, dejando muy claro que la acción se desarrolla en París gracias a la presencia
de una pálida torre Eiffel que se yergue
en el horizonte. Presentan a los personajes principales.
El estilo y el color, blanco y negro con preponderancia de tonos grises,
recuerdan a las primeras películas del cine. Están hechas con trazos suaves y gruesos que dan gran luminosidad en
algunos casos –la capa de mago de Papá George, plagada de resplandecientes
estrellas, lunas y soles– y una efectiva
sensación de movimiento, en otros: como los efectos de zoom al comienzo y al
final de la historia. Las imágenes describen cómo son físicamente los personajes y los escenarios. Por ejemplo, gracias a ellas
sabemos que el personaje de Etienne usa
un parche en el ojo derecho mucho antes de que lo haga el texto. O cómo es la
librería de la estación de trenes. Relatan pasajes claves, como el momento en que el inspector persigue a Hugo
a través de los túneles.

El texto es sencillo, correcto y preciso, en él no abundan las florituras
de la adjetivación ni los juegos estilísticos complejos, por lo que es fácil de
entender para un lector adolescente y juvenil, y refrescante y conmovedor para
un lector adulto. Completa, amplía, introduce y/o concluye el mensaje de las ilustraciones.
Esta obra pertenece,
por su contenido, a la novela ficcional verosímil y, por su forma, a un nuevo género de novela gráfica. Se puede
afirmar, por lo tanto, que marca un NUEVO GÉNERO de la NOVELA GRAFICA FICCIONAL VEROSÍMIL.
© Carolina Meneses Columbié
© Carolina Meneses Columbié
No hay comentarios:
Publicar un comentario