domingo, 7 de abril de 2013

Qué es la literatura infantil



Como tarea del diplomado en fomento lector me han pedido que defina desde mi propio instinto lo que entiendo por literatura infantil. Qué-entiendo-por-literatura-infantil. Así, con todas y cada una de las cinco palabras que componen la frase. Sencillo, pensé, hasta que tomé asiento frente al computador y me puse a  tratar de escribir lo que entiendo o entendía o entenderé por tal género. Antes creía que era lo que los adultos escribían para los niños, o lo que los primeros le leían a los segundos a la hora de dormir o a la hora que estimaran conveniente.
Al crecer abandoné la pila de libros maravillosos que de chica  me compraban mis padres y que leía y releía sin aburrirme. Hasta que me aburrían. Entonces, sólo entonces, me regalaban más. De adulta cambié mis lecturas por algunas más "aptas", pero volví a los libros infantiles cuando nacieron mis hijos. Tiempo más tarde comencé a trabajar en una biblioteca escolar y me lancé de cabeza a las aguas aparentemente tranquilas de la literatura infantil, creyendo que podría nadar sin sobresaltos. Las aguas resultaron no ser tan tranquilas y las sorpresas aparecieron a cada brazada. Tendría que repensar mis definiciones. Y en eso estoy hasta ahora.
Sigo pensando que literatura infantil es lo que escriben los adultos para que lo lean los niños, pero resulta que también hay niños que escriben para niños. Sigo opinando que es la literatura que le leen los adultos a los niños, pero también es literatura que los niños le leen a otros niños e incluso a los adultos. Podría continuar diciendo que también es literatura para adultos como yo, que la leen para sí mismos, aun cuando no haya niños cerca, porque le descubren características insospechadas, códigos, frases y emociones que les estremecen, caminos que conducen al pasado y otros que les muestran claves para valorar el presente y construir el futuro.
A diario me maravilla encontrar nuevos significados en una historia que voy leyendo a los niños, guardo silencio entonces mientras ellos esperan algo inquietos a que continúe, pero entienden que necesito una pausa para salir del asombro del descubrimiento. 


Imagen de Cristina Gómez Meneses

1 comentario:

  1. Creo, Carolina, que vas muy bien encaminada en pos de discernir el significado de este género tantas veces mirado, y mal mirado muchas de ellas, a menos. Si hubiese alguna vez una Escuela para Madres y Padres, la asignatura "Lectura de Cuentos a la Prole" debiera ser absolutamente relevante y obligatoria. ¡Cuántos desaguisados, de los que presenciamos y sufrimos a diario, se evitarían si a aquéllos que se han arrogado el usufructo del poder sus progenitores les hubiesen abierto las mentes al universo de fantasía e imaginación de los cuentos infantiles! Sin duda, habrían así tenido la oportunidad de desarrollar la capacidad, que es obvio que ya no la tuvieron, de poder imaginar un mundo mejor para todos. Felicitaciones también a Cristina Milena, que siempre me asombra con su talento en la gráfica. Cariños y abrazos. H.O.M.

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